"Cuando del blanco de las paredes salen estrellas.
Recuerdo haber llegado a un mundo donde las tormentas eran tristes, donde los años pasaban y los meses no gritaban su nombre, donde las habitaciones eran blancas y los sueños llegaban descalzos y despeinados a Ninguna Parte.
Era un mundo muerto donde las madres no reconocían a sus hijos, besar era un secreto, y la vida, ese terreno resbaladizo donde el odio recae sobre los que somos sin miedo.
Era un mundo muerto que ni siquiera tenían ese espíritu bohemio o tempestuoso que, finalmente, puede resultar atractivo para melancólicos, borrachos o cantautores de nostalgia entretejida.
Y entonces entendí que había que cambiar el mundo.
Aprendí a soñar. "
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